jueves, 28 de agosto de 2014

RODRIGO VERDUGO (CHILE). 3 POEMAS DE SU POEMARIO; VENTANAS QUEBRADAS.




VICTOR JARA CAMINANDO EN EL HUMO
 
 
Fumas a la orilla del mar, te gusta que el humo se pierda en el horizonte
No sabes como has llegado aquí
Solo sabes de un ensimismamiento de labio en las amplitudes de la sangre
Toda esa desfundación que callan las espumas.
Humo, solo eso le darás a quienes vuelven desfondados,
Y hasta un camino podrías mostrarles en el humo
Un camino más como tantos otros, no sabes como has llegado aquí
Ellos tampoco lo sabrán si empiezan a caminar hasta que el alba los entuba
Porque caen dos veces al mismo tiempo como un beso para volver más arcana la arena.
Los caballos se paran ante la hemorragia coral de las nubes
Eso es una señal para que nunca dejes un cigarro sin terminar
Nunca dejes de llamar el humo en su vientre
El humo que aunque se atrape, no deja de perderse en el horizonte
Ella te espera cuando las bestias vuelven lenta la tarde
Tu acaricias ese cuerpo aun joven, sabiendo que solo la carne vieja y amortajada
Puede hablar con las palomas en lenguas extinguidas y darle la paz a los espirales
Vas a cantar para ella, cuando entre a la casa de las agujas y vea llover afuera
Vas a cantar para ella, y cuando lo haces te pierdes como el humo en el horizonte
Ella correrá para atraparte,

Los lagartos no dejan que nuestro corazón baje hasta la ciudad de piedra,
Porque allí se esconden quienes eyaculan oro para que el mar retome la copa absoluta,
Ah, del choque entre las auras contra las ascuas nació el desierto
Según las trinidades que has visto pasar rápidamente en el humo

Esto seria así: A un lado el mar y al otro la copa absoluta y al medio el oro,
Luego el humo se pierde en el horizonte y queda así:
A un lado el humo y ella al otro y al medio
Las bestias que nos traerán una estrella en sus hocicos
Esa estrella que ha caído dos veces al mismo tiempo
Vas a cantar para que así sea, oh así sea
Y ahí vienen ellos, pero es tan fuerte el sol, que no alcanzas a ver sus rostros
Solo que traen monedas en las manos, monedas que ellos mismos acuñan
Quieren subir para ver como los padres endurecen las espumas
Cada vez que mueren esas bestias que no copularon nunca
Ah cabeza del padre, recíbelos, cuando logren llegar
Aun cuando lleven métodos y terrores de sal
Tú los recibirás como si fueran aquel hollejo inquisitorio que te falta
También cantaran para ti
¿Pero que herencia podría subir desde el fondo de las aguas hasta dejarnos sin cabeza?
Ayer tu padre sostenía la cabeza de tu abuelo, estaba sentado al lado de un pino
Y la elevaba cuando el pino se cimbraba por la niebla y el viento
Cuantas fracturas cubiertas de fuego y de sal pasaban por debajo
Cenaste gavilanes sobre tierras azules, acariciaste a tanta mujer, especificando los bosques
Escuchaste algo que se partía, el mar subsumiendo la superficie dominante
Más te han escuchado cuando hablas a escondidas
La besabas y le decías: Cuando las copas se llenan el cielo se nubla,
La besabas y especificabas el bosque,

Le hacías un cinturón con la cola de aquellas bestias que jamás copularon,
Se lo ponías en la cintura y como si fueran a levantar un templo
Ambos se poseían hasta que los huesos reencuentran un poder fosforescente
Ambos se poseían hasta que el placer reencuentra sus demonios de arena
Y es tan fuerte el sol sobre la cabeza del padre

Que no alcanzamos a ver cuantas monedas debemos acuñar,
Hoy tu padre sostiene una calavera de cuarzo,
Tanto fuego y sal pasaron por encima,
Ya no esta sentado al lado de un pino,
Esta sentado al lado de una espiral,
Y con la calavera de cuarzo levantaa un templo desde adentro de las tierras azules
Camina sobre el humo,

Recuerda cuando te despertaste y el pino se cimbraba por el fuerte viento y la neblina,
Hay un ensimismamiento de labio en las amplitudes de la sangre
Si el hombre empieza a caminar hacia adentro,

Como en esos caminos que hasta se pueden mostrar en el humo,
Reencuentra ese sexo de mujer como microscopio embrujado
Reencuentra esa calavera de cuarzo,

Que ordena que moluscos y crustáceos cubran totalmente las playas
Que ayer contemplabas desde arriba, como si estuvieras en lo alto del coro
Ahora fumas a la orilla del mar
Y a nosotros los desfundados hasta un camino puedes mostrarnos en el humo que
Aunque se atrape, no deja de perderse en el horizonte.



 
 
 
 
 
 
RECUERDO   A Cesar Vallejo


Alguna vez te dije:
Los días no son días
Son escamas de algo desconocido.
En vano el ángel negro remece la madrugada
Y caen hormigas sobre las venas.
Nací con un arpón atravesado en la garganta
Cuando los nelumbios mezclaron sus llantos.
Me abandono mi padre antes del bautismo
Antes de las confusiones armadas de aguas
Que cambió por la sombra de mis manos.
Guarda un clima encarnizado para mí
Fui el obispo anestesiado
Que cayó en los charcos, rodeado de cangrejos.
Atrás quedare
No habrá profundidades.
Habrá nieblas que se adentraron
En el dolor de tu desnudez.
 
 
 
 
 
 
 
ANOCHECE    En memoria de Stella Díaz Varin


Nos tapamos el rostro con un escombro viudo
pero igual vemos el mar y el cielo: los mismos delirios enraizados
tampoco sabemos que hacer durante el día
salvo tocar la flauta para que se abra la matriz blasfema
donde tú estarás desaprobando ciertas sombras, ciertas llamas
o perfumándote para que los salvajes
te conduzcan en medio de una tempestad de imanes
mira como en ninguna casa nos reciben, como nos cierran sus puertas
le temen a tu cabellera, porque tiene el designio de esos padres laberinticos
que no tuvieron piedad de la luz e hicieron un lecho sobre aberraciones de sal.
Vas engrandecida por cenizas lujosas, por armas de hielo que te rodean en círculos
hasta que ninguno de nosotros puede entrar, salvo que tú lo quieras
salvo que le hagas la señal a la copa y el cielo enrojezca
mientras aquí nos aferramos al polvo jactancioso,
nos quedamos fuera de todo linaje
mientras la piel atrapa al día y una amenaza de cascara se cierne sobre el mundo.
Esos padres laberinticos te están vaciando los ojos,
infringiendo lo conocido del agua
quedan escombros viudos al centro de la noche
donde tú estarás viendo a los pájaros alcanzar la angustia del fuego
mientras nosotros vemos que hombres y pájaros
se han quedado para siempre en ello.
Te tapas el rostro con una roca cubierta de pelos y te despides
la misma que te hace odiarnos, la misma que altera las restauraciones
le otorgas a las lámparas la locura de los cadáveres, pero se la quitas sin decir nada
y resta nada más ver como son las alas
ahora que ningún abismo le falta a la luz.
 
 
RODRIGO VERDUGO.

 
 
 
 
 


sábado, 9 de agosto de 2014

RIK LINA. "Space islands of the unicorn"

                                                     
Space islands of the unicorn
Acrílico y óleo sobre lienzo
200 x 300 cm
2014