viernes, 29 de noviembre de 2013

Tiempo de signos. Prefacios a los estudios Ducassianos por Franklin Rosemont.


Franklin Rosemont

Nacido en Chicago (Estados Unidos de América, 1943 - 12 de abril 2009). Surrealista desde 1962, el año en que se encuentra y conoce a Eugenio Granell y C. Tarnaud en Nueva York, se encuentra a sí mismo con Breton y sus amigos en el grupo de París, al que visitó en 1966 durante varios meses. Ese mismo año, Franklin y su esposa Penélope, formaron en Chicago un grupo organizado  de surrealistas en Estados Unidos, a los que se une más tarde Lamantia y Ph. G. Kamrowsky (veteranos de la revista VVV), y los poetas y pintores, tales como P. Young Garon, J. Jablonski, J. Koslofsky, J. K. Bogartte y muchos otros. Creando extensiones en otras ciudades estadounidenses como San Francisco y dando el apoyo a otros grupos internacionales. En 1978 fundó la revista “Arsenal” que recibe  la mayoría de la colaboración desde el extranjero. El grupo llegó a ser muy activao a través de su revista y publicó más de cien de los manifiestos y otras declaraciones públicas solidarias, así como exposiciones y decenas de libros (Cisne Negro Press, ediciones Charles H. Kerr, de la Universidad de Texas, etc.) Siendo una revista muy activa en 1976, F. Rosemont organiza ese año la sede de la Exposición Internacional Surrealista titulada Marvellous Freedom – Vigilance of Desire  que reúne a 150 participantes en representación de 31 países, un panorama sin precedentes del surrealismo vivo. Rosemont es también un activista político, e incluso con su grupo de amigos de Chicago, desempeñaron un papel clave en la organización de manifestaciones contra el racismo, el antisemitismo y el neonazismo (especialmente virulenta en la región de América). Es gracias a su acción, de acuerdo a G. Ducornet, que el surrealismo en los EE.UU. encontró sus exigencias morales y políticas de largo alcance, y un lugar destacado en la renovación del pensamiento revolucionario. Colaboró en la “Surrealist Insurrection », l'Archibras, Bul. Enlace Surréaliste, Phases, Infosurr, etc .... Sus diseños, con contornos bien definidos, en tinta negra son simbólicos, ornamentales y neo-primitivo, no exentas de humor y sentido de la provocación. Fallece en Chicago un día 12 de Abril del 2009.



Tiempo de Signos
Prefacio a los estudios Ducassianos.


La crítica de Lautréamont  no es sólo profética sino axiomática. Para vivir peligrosamente uno debe pensar peligrosamente -- si no, uno no puede dejar de sufrir la asimilación inevitable, el porvenir patético de detectives privados, y aventureros profesionales: tarde o temprano se rompe la fachada, y  la energía desnuda triunfa, otra voz se silencia y el espectáculo de la civilización continúa según sus propias ilusiones mecanizadas.

Egotismo científico, superstición religiosa, hipocresía académica, pretensión literaria, todos los filisteos de la mente.

Es la lucha desesperada por la liberación la que une a Lautréamont a la comunidad de París, al surrealismo, a la revolución húngara de 1956 y a las insurrecciones que resuenan en todo el mundo.

Los historiadores literarios verán a Lautréamont, con la exageración absurda e ingenua en cuanto a sus influencias, como " un producto de su tiempo" o alguna    otra cierta evasión, escapándoseles el punto y situándolo cronológicamente, ideológicamente, literario y geográficamente entre los meridianos de sus propias incomprensiones. Nos aburrirán con la cháchara ociosa relacionando ×"Les Chants de Maldoror×" a Maturin, Young, Proudhon, Darwin, Marx, Byron, el ocultismo, el romanticismo, la revolución proletaria, y el pensamiento científico. Todos estos estudios son en si interesantes,  pero es importante observar que el propósito principal de estos críticos es degradar a   Lautréamont, para excluirlo, para clasificarlo como poeta menor, una curiosidad, situarlo en las franjas de una evolución ×"esencial" y rechazarlo de este modo prácticamente del todo. Es precisamente esta inaceptable "inaceptabilidad"  en Lautréamont lo que me atrajo inicialmente. 

Lejos de las evasiones siderales de la vida cotidiana, de los pequeños sí  o no,   los imperdonables quizás, lejos de todas las piedras en los callejones de la realidad imaginada (tan empobrecida en comparación a la imaginación desenvuelta), en las verdaderas fronteras del sentido humano, más allá de los tensos sedales, de la en demasía adulada facultad de razonar: ese anzuelo sin carnada -- hay guarniciones lejanas de libertad.

Surrealidad: antes la provincia exclusiva de poetas, "visionarios", usuarios de drogas, lunáticos; es la ambición de los surrealistas  tomársela y hacerla accesible a cada uno. Surrealismo no es un "místico de   otra parte", separado, idealista a partir de la vida real: aquí, ahora, está aguardando el descubrimiento. "La revolución en la consciencia." Los portales de la percepción. El surrealismo insiste combativo, agresivamente en liberar esta surrealidad de los velos de la estrecha ilusión realista. Rechaza automáticamente las realidades limitadas del arte, literatura, filosofía, religión, política, ciencia.

Surrealismo es una percepción que consiste en una dislocación sistemática de la realidad inmediata. Todo debe ser derrocado. Todo lo que no  exalta debe ser quemado.

Cansado de las pequeñas angustias de ciempiés intelectuales, siempre en  movimiento pero nunca consiguiendo llegar a ningún lugar, aburrido de los pseudo-vertiginosos amagos de litterateurs con ojos de linóleo y púlpitos en sus corazones, sirenas de niebla en sus cerebros.

Hay por lo menos calles que todavía mantienen   una gran promesa, aunque los planificadores de la ciudad están formulando rápidamente   un plan de  obliteración, incluso para este último refugio de la esperanza. Si es una gran desesperación la que pesa sobre nosotros, es en parte porque   estamos hastiados   de las pequeñas desesperaciones que se han sostenido en  el trono por tan largo tiempo y que carecen de significado alguno.

Las cubiertas de demasiados   libros parecen ser poco más que cubiertas acomodando el vacío de sus páginas, a pesar de las oraciones, las palabras, las letras. Es necesario  "filosofar con el martillo" (Nietzsche), haber terminado con todas las hipocresías oficiales desde la superficie hasta el cuesco. En las ruinas esclarecedoras que remite a nuestra eminentemente elegante y justificable ira, no es demasiado lejano en la distancia que se  abre antes nuestros ojos un bosque de maravillas. Es allí donde aprendemos, por primera vez, y con un entusiasmo que no conoce límites, "los secretos del arte surrealista mágico", de la guerra de guerrillas a la alquimia, de la revelación del peyote al humor negro. El cruce de cierta calle se convirtió en el paraíso.

Las ruedas del mar están en el corazón de nuestras matemáticas: la imaginación, reclamando su derecho propio, nuestra poesía: el otro lado del espejo -- ¡qué insignificante es nuestra ×"realidad×"! (esto es, lo que todos llaman realidad). Los revolucionarios no pueden tener miedo de sus sueños: el inconsciente es el lugar de reunión más verdadero de la colectividad: como Freud explicó. El inconsciente que tiende a lo poético y a lo mítico es manipulado, refrenado, y controlado por las sociedades que no son libres: sus productos se pervierten en religiones, dogmas, leyes e inhibiciones.

Para cada ojo que ve hay muchas cosas a ver, sin mencionar las muchas cosas no vistas --- aún. Si cada cruce de la mente es igualmente peligroso de transitar, está claro que evadir lo invivible significa reclamar lo no-visto, o, en términos más sencillos, ver por primera vez (esta visión que mantiene las posibilidades salvajes de convertir nuestros sueños en realidad; el ojo que lleva a la acción, igualmente actúa.)

Franklin Rosemont